A partir de consultas de la comisión del edificio, se realizaron visitas técnicas a distintas unidades, identificando dos líneas patológicas principales: presencia de humedades en los muros testeros y desprendimientos en balcones.

Las inspecciones permitieron confirmar la existencia de humedades activas en distintas unidades, vinculadas a fallas en la impermeabilización exterior. Se constató la persistencia de las patologías incluso luego de reparaciones puntuales realizadas por la empresa constructora, lo que motivó la sugerencia de una intervención integral en los testeros.

Posteriormente, se detectó el desprendimiento de un sector del borde de un balcón hacia la vía pública. A raíz de este incidente, se inspeccionaron sistemáticamente todas las terrazas del edificio, identificando fisuras y zonas de hormigón con riesgo de desprendimiento.

Como arquitectas, elaboramos informes técnicos urgentes que detallaron las patologías encontradas, sus posibles causas y las acciones necesarias para mitigar riesgos. A su vez, se redactó una memoria descriptiva que permitió a la copropiedad priorizar intervenciones y avanzar con el retiro de riesgo inmediato por parte de una empresa constructora.