La intervención se desarrolló en la planta baja de una vivienda costera, donde anteriormente funcionaban oficinas, hoy en desuso. Se propuso la transformación del espacio en un monoambiente amplio y funcional, independiente del resto de la casa, destinado a alquiler turístico.

El diseño eliminó las tabiquerías existentes para favorecer la ventilación cruzada, considerando que el espacio contaba con una sola abertura original hacia la fachada y una nueva apertura hacia una terraza al fondo.

Se organizaron zonas diferenciadas dentro del único ambiente: área de descanso con camas y cuchetas, un baño más un toilette, que separa lo público de lo privado, y una cocina conectada con una mesa larga hacia la terraza, equipada con parrillero y vistas al mar y a la isla “Ilhabela”.

El proyecto, con intervenciones mínimas y estratégicas, permitió revitalizar el espacio y adaptarlo a un nuevo uso de forma eficiente.